En las islas Pigeon de Guadalupe, hemos
hecho nuestra primera inmersión con botellas en más de dos años,
sin contar, claro, las que hemos hecho para limpiar el casco del
Mola.
También ha sido la primera por nuestra
cuenta, sin guias ni instructores. Primero fuimos un día haciendo
snorkel y nos pareció flipante, pero muy profunda para poderla
disfrutar a pulmón….así que lo planeamos bien, montamos todo el
equipo y nos fuimos en dinghy para allá. Siempre hay un nerviosismo
previo a la inmersión, y más después de tanto tiempo sin bucear,
pero en cuanto empezamos a descender y vimos que todo iba ok, nos
relajamos y comenzamos a disfrutar…y de que manera!! bajamos a 6m
junto a la boya donde dejamos el dinghy y fuimos paralelos a la pared
de coral descendiendo poco a poco hasta los 17m y vuelta por el mismo
camino, lo mejor es que al ir solos no tienes que ver a 10 buzos a tu
alrededor removiendo todo o aleteándote en la cara, y que sigues tu
propio ritmo, no el que te imponen. Solos nosotros y el arrecife. La
inmersión fue sencilla, pero increíblemente bonita: es una pared
plagada de diferentes tipos de coral, de todos los colores , formas y
texturas posibles y llena llena de peces, desde los minúsculos
habitantes de las formaciones coralinas (y férreos defensores de las
mismas) hasta enormes pargos, pasando por bancos de salmonetes,
cirujanos, ballestas….cuando estas ahí, “suspendido” en el
mar, y rodeado de tantas maravillas…no se, tengo la sensación de
estar en un mundo de fantasía…..te relaja pero al mismo tiempo hay
tanto ajetreo entre los peces, que no das abasto para asimilar todo
lo que sucede ante ti….ves como los peces loros “rucan” el
arrecife, parejas de peces mariposa revoloteando aquí y allá pero
siempre juntos, las damiselas con su mala leche espantando a
cualquiera que entre en su territorio por grande que sea, los meros
escondidos inmóviles entre las formaciones esperando su presa, las
estaciones de limpieza donde peces canijos desparasitan a los más
grandes, bancos de cirujanos que se dejan a merced de la corriente,
peces cofre que nadan como si fuesen helicópteros, depredadores
plateados que se acercan a ti a curiosear, peces ardilla dormitando
bajo las viseras de roca y en las cuevas, peces trompeta nadando
cabeza abajo intentando confundirse con las algas….es mágico.
Además, aquí el arrecife está tan sano que te deja sin
palabras….para mi, lo mejor sin duda, la riqueza y el buen estado
de las formaciones. Tambien vimos la estatua de Cousteau, un busto a
12m de profundidad, puesto en su honor.
Salimos del agua entusiamados, con
ganas de repetir ya mismo, y es que hacía mucho que no hacíamos una
inmersión tan bonita, de esas que te dejan la sensación de inmensa
felicidad, repasando una y otra vez en la memoria todo lo que has
visto….es una suerte disfrutar no solo de lo que hay por encima del
mar, sino también de los tesoros que hay bajo su superficie.
Y por si fuera poco, en la bahía donde
estamos fondeados, te tiras al agua desde el mola a hacer snorkel y
te encuentras con varias tortugas que “vuelan” a tu alrededor o
pastan tranquilamente en el fondo…
Un paraíso submarino.
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Bea de limpieza |
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Edu |
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Pez vaca panal |
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Antonio del Antull con nosotros en la inmersion |
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Disfrutando con las tortus |
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Pez Leon |