Hace exactamente un año galopábamos en el Mola Mola rumbo
Cabo Verde desde Canarias. Aprendíamos del mar, del Mola Mola y nos
acostumbrábamos a navegar con viento y con olas, sentíamos como el Mola tenía
vida propia, cómo aguantaba su rumbo deslizándose, apoyándose en las olas,
mientras nosotros nos mirábamos sorprendidos. Vivíamos en el mar, celebramos
noche buena y navidad haciendo la vida todo lo normal a bordo que permiten esas
condiciones.
Hicimos 850 millas en 6 días, un buen salto y un buen
entrenamiento para lo que venía por delante.
Pero las sensaciones no se cuentan por millas ni por nudos.
La sensación de estar haciendo esto juntos y sólos es muy intensa y no la
podemos describir. La sensación de tener
en la proa un destino desconocido, un país nuevo con su gente y su cultura, te
crea un gusanillo que te hace sentir muy vivo. Engancha el movimiento continuo,
el saber que siempre estas en viaje, aunque te quedes una semana o dos en un
sitio agradable sabes que tarde o temprano levaras ancla, subirás la mayor y en
la proa vendrá otro destino…nervios y explosión de vida.
Y así hemos llegado a esta esquina del Caribe, a San Blas en
Panamá. Ahora nuestro patio de recreo son un conjunto de islas en el que hemos
decidido pasar unos cuantos meses…o quien sabe!!
Llega NocheBuena y Navidad. A estas alturas pasamos bastante
de la religión, pero…. la familia si que es una auténtica religión. Cómo nos
gustaría poder trasladarnos ahora mismo a donde estáis, familia .En el Cortaficio,
Ir a la cocina a ver que se que cuece, ir de vez en cuando a por un poco de
leña, bajar al taller a ver que hace papá, ir a echar unos lances, degustar el
orujo de Pedreito…en Santander, comer todos los días, y a cualquier hora,
torrijas con la disculpa de que es Navidad y las de papá son las más ricas del
mundo; esperar aún con los nervios de cuando eramos niños la mañana del día 6,
quizás la más especial en casa, por la ilusión que pusieron siempre papá y mamá
y aún siguen poniendo: el ritual de desayunar juntos sobre el mismo mantel especial para la ocasión año tras año, y
después, nadie se puede adelantar, tenemos que entrar todos al tiempo a ver los
regalines y pasar toda la mañana juntos
en el salón enredando con los regalos de unos y de otros…siempre más con los
ajenos que con los propios…..
En fin, Juntarnos todos alrededor de la mesa, levantar las
copas y brindar. Ver como crece la familia y sentirse tan afortunado por tener
una familia que se quiere de verdad y no se junta por compromiso. Sabéis que
estaremos ahí…dando buena cuenta del vino. Os queremos!!!!
1 comentario:
Buenos vientos para el año 2015 y como decimos por aquí, "Urte berri on"
Un saludo.
Publicar un comentario